- LA RECTORÍA -


El Reino de Dios es cuanto nos rodea, lo es absolutamente todo.
Su régimen, tiene el poder de condicionar la vida de los mortales desde
hace más de dos mil años en la mentira y forma de pensamiento ancestral.
Refugio para no afrontar el miedo y la valentía en la creencia de uno mismo,
la iglesia se muestra siempre como teatro visible de lo místico y lo divino
mientras las rectorías, son el más tupido oscurantismo imperceptible.

¿Qué hay entre esas paredes, en esas vidas y hábitos tras la llamada?
¿Es solo la creencia el sentido de todo, o la forma perfecta de escape?
La vida es un milagro inexplicable que desconoce su propio destino,
la respuesta a esas preguntas conducen a la estupidez del creyente.
Posiblemente, su institución es la culpable en la historia de que así sea.

- Bienvenidos a La Rectoría - 






Antaño, en vida litúrgica, el rector ordenaba aquí el culto,
dirigía, enseñaba, santificaba y regía la voluntad de Cristo.
Su vida ya no le pertenecía, entregándosela al Santo Padre.

Era entre estas paredes donde su oficio se expresaba en vida.
Siempre acompañado de sus más allegados diáconos, entre ellos
residía su más sincero amor y entrega para con Dios, vuestro Señor.


Las sillas, los bancos y mesas, se esparcían por todo un salón que
contaban casi la docena, el número simbólico que determina elección.

Una noche, tuvo lugar la última de las cenas, donde las vivencias
se colapsarían, las estancias contarían sus propias historias pasadas
y todo sentimiento quedaría sobredimensionado ante el inminente adiós.


 En la misma planta, una pared separaba el dormitorio de literas del salón.


A la mañana siguiente, las prisas dejaban de lado el sentir de la ausencia.

El desayuno se serviría rápido, digiriéndose en estomago cerrado.
Los preparativos de la partida no dejaban lugar a la contemplación.

Descendiendo por última vez los peldaños hasta la planta baja,
el rector se percató de su total soledad en la casa que le acogió en vida.

 
La paz era solemne, absoluta, el mejor momento para despedirse.
Afuera le esperaban, pero el rector iba a permitirse su momento.
En la cocina disponía de su tazón de cereales y su café para desayunar,
lo recogió y caminó por el pasillo hasta el sillón de su habitación preferida.
Se quitó el sombrero, se sentó, tomó aire en un suspirar profundo y contempló
como la lluvia que caía reflejaban el vidrioso de sus ojos, su pesado sentir.

Era momento para pedir perdón al Señor o para consigo mismo,
momento de perdonarse no haber vivido otra vida que la del encierro,
momento de seguir en ella o afrontar la más cruda de las realidades.
Sea como fuere, su encogido corazón le obligaban a marcharse ya.





 
   



  
LA INSISTENTE LLAMADA A SU PUERTA, NO SIEMPRE SE ABRE,
SOLO LA ESTUPIDEZ ES LA QUE ASEGURA TODA VERDAD
MIENTRAS LA INTELIGENCIA ASALTA POR COMPLETO LA DUDA.

VIDA EN RENUNCIA, EN ENCIERRO, EN AMOR A DIOS, ¿A DIOS?
¿QUIEN ES DIOS? ¿EL QUE PERMITE LA MUERTE, LA GUERRA
EL PECADO, LA PEDERASTIA DE VUESTROS FIELES, 
LA ENFERMEDAD, EL DESAHUCIO, LA CORRUPCIÓN E
 INNOMBRABLES DEMONIOS PARA LA HUMANIDAD? 

ALMA ERRANTE O INFIEL SERÁ CATALOGADO QUIEN
VA EN CONTRA DE VUESTRO PENSAMIENTO SECTARIO.
AL FINAL DE LOS DIAS, LAS PUERTAS SE ABRIRÁN DE PAR EN PAR
INEXISTENTES DE CIELO O INFIERNO PARA VIDAS VIVÍDAS EN VANO.
EL REZO DE PADRES NUESTROS Y AVE MARÍAS DE NADA EXCULPAN,
PUES PROPIOS SON LOS SINIESTROS PECADO
QUE ENGAÑAN AL HOMBRE,  AMÉN.

2 comentarios:

  1. Este lugar tiene un no se que, que que se yo... que me encanta!

    Buenas fotos Rubén ¡Saludos!

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  2. Ese no se que que sabemos ambos, es admiración por el tiempo y su huella. Muchas gracias Pablo, un abrazo crack!! ;)

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